domingo, febrero 26, 2006

No a la Paz con ETA

El lenguaje no es casual.

Existe una perversión del lenguaje por parte del mundo político, especialmente del nazionalista, que juega siempre a favor de ellos. No hay que aceptar sus reglas lingüísticas. Aceptarlas es un error, es aceptar el mensaje real que lleva cada palabra.


AQUÍ NO HAY NINGUNA GUERRA.


El mundo nazionalista se empeña en repetir una y otra vez la idea de una guerra. Guerra que ellos entienden como entre España y Euskalerría.

Los medios de comunicación en ocasiones, una y otra vez, caen en esta trampa: "la guerra contra el terrorismo".

NO PUEDE HABER PAZ.

Los nazionalista se han empeñado desde hace mucho tiempo en imponer cierta lógica en su mensaje manipulador, y si hay una GUERRA, debe haber una PAZ.

Los terroristas son delincuentes, asesinos, y el término PAZ, no es aplicable a este tipo de casos.

La PAZ, entendida como un proceso, instaura la idea de un fin común para todos, incluidos los contendientes, es decir, que sibilinamente, entraña una negociación, acuerdo o rendición, algo, un punto en el que se consigue LA PAZ.

Desde el punto de vista de un Estado de Derecho, que se supone es el caso Español, LA PAZ no puede admitirse. Esto no es Irlanda del Norte, en el que hay dos grupos militares enfrentados y el gobierno Británico es parte y juez, casi mediador entre ellos grupos que se matan mutuamente. En España se trata de un grupo de criminales que actúan contra el Estado de Derecho. A los criminales se les persigue, se les aplica la Ley, no se pacta ni se negocia, las leyes no son negociables fuera de los parlamentos, aquí no puede existir LA PAZ, aquí sólo puede existir el Imperio de la Ley.

Hablar de PAZ, es aceptar, una vez más, el entramado ideológico nacionalista.